jueves, 14 de marzo de 2019

Norte de Etiopia: del cielo de las Simien al infierno del Danakil. La depresión Danakil (I).

Norte de Etiopía. Sexta parte: el desierto del Danakil, las llanuras de sal y el Dallol.    

(17-18 de Noviembre de 2018)

Si hay algo diferente, único, difícil de comparar con otros lugares de este viaje a Etiopía es esta última parte, en la cual descendemos de las frescas tierras altas, a más de 2000 m de altura, a la desértica depresión del Danakil, inmenso territorio situado por debajo del nivel del mar, con puntos situados a -168 m (lago Assal). Ya os podeís imaginar que mucho fresquito no hace. De ahí el título genérico de estas entradas: del cielo de las Simien al infierno del Danakil. 


Norte de Etiopía y depresion Danakil. 

Se trata del lugar más cálido del planeta, con temperaturas en verano alrededor de 60 grados y en invierno sobre 40-45 grados. Sí, habeís leído bien y no se trata de un error. Al estar relativamente cerca del mar las temperaturas nocturnas bajan mucho menos que en otros desiertos. Por todo ello es el lugar con temperatura media más alta de la tierra (34º centígrados de temperatura media anual). Recuerdo que al irnos a dormir ya con noche cerrada estábamos a 32º y de madrugada dudo que bajásemos de 15º, cuando en otros desiertos llega a helar.  

Me hacía especial ilusión visitar el Danakil, después de saber que fué uno de los míticos viajes, en los años 30, de mi admirado Wilfred Thesiguer. Su relato no está aún traducido al castellano. Esperemos que esta anómala situación no dure mucho, puesto que debe estar a la altura de sus maravillosos libros, afortunadamente traducidos, Arenas de Arabia y Los Árabes de las Marismas, relatos de un mundo que, desgraciadamente, ya no existe. 

En realidad, el primer europeo que visitó esta "tierra que arde" y volvió para contarlo fué el explorador italiano Ludovico Mariano Nesbitt en 1928, ya que tres expediciones anteriores fracasaron . De nuevo los anglosajones volvieron a vender mejor el producto, como antes pasó con el verdadero descubridor de las fuentes del Nilo Azul, que tampoco fué un británico sino nuestro Pedro Páez. 

Desde tiempos ancestrales el Danakil está habitado por los afar, feroz tribu que basaba su subsistencia en la sal que recogían de las llanuras y transportaban en caravanas de camellos, además de sus rebaños de cabras. Es increíble que más de 130.000 personas vivan en tan inhóspito territorio, aunque la mayoría viven en la periferia del desierto. La zona siempre ha sido peligrosa y agitada, aunque goza de una relativa tranquilidad los últimos años, pero es obligatorio realizar los viajes en grupo y con la protección de scouts

Las partes más bajas están ocupadas por llanuras de sal que recuerdan a las del altiplano de los Andes. Otra gran parte del territorio es volcánica, con un volcán activo llamado Erta Ale y numerosos volcanes apagados. Inmensas llanuras están ocupadas por coladas de lava, configurando un inhóspito paisaje, es decir un "malpaís", como dicen en las Islas Canarias. 

Es realmente sorprendente ver como vive la gente, en sencillas chozas cubiertas con lonas, sin el único sustento de algunos rebaños de cabras, el comercio de la sal y ahora los impuestos que se les pagan por visitar su país, a través de diversas agencias. Los niños van descalzos, corriendo alegremente sobre las afiladas rocas, indiferentes al calor, el polvo y la falta de agua. Cada día deben recorrer muchos kilómetros para acarrear agua y leña. 

Hay tres grandes atractivos, que merecen la pena ser visitados: las llanuras de sal, el Dallol y el volcán Erta Ale. En esta primera entrada del Danakil nos referiremos a la inmensa llanura de sal y al curiosísimo fenómeno volcánico que configura el multicolor paisaje del Dallol, fruto de las emisiones volcánicas a través de esta gran llanura salina. 

La visita al Danakil debe realizarse obligatoriamente a través de agencias, radicadas en Mekelle, que se unen en grupos más numerosos para una mayor seguridad. El viaje se realiza en vehículos todoterreno con aire acondicionado, muy alejados de los camellos en los que viajó Thesiguer. En nuestro caso la agencia por la que viajábamos subcontrató esta parte del viaje a una agencia llamada ETT. 

No la recomiendo en absoluto. La comida era bastante mala, mucho peor que el trekking de las Simien. Son muy desorganizados. Cada vehículo va ocupado por 4-5 personas y se compra la comida sobre la marcha, obligando a esperar a los de la agencia, que comen a su ritmo y con su horario. Además te meten prisa cuando estas disfrutando y luego tienes que esperar horas a que compren o preparen la comida. Un desastre. No obstante el viaje vale la pena. 

Salimos bastante tarde de Mekelle, tras confirmar el viaje de dos dias con la agencia el día anterior. Tuvimos que esperar más de una hora a que nuestro conductor realizase "sus" compras: hielo, cervezas y qat, hierba alucinógena muy consumida en esta parte de Etiopía. Tras un corto trayecto por la meseta, la carretera desciende bruscamente más de 2000 m por una buena carretera para bajar a la depresión del Danakil, por montañas semidesiérticas, atravesadas por grandes lechos de rios secos. 


Panorámica desde la altiplanicie. Nos esperan 2000 m de descenso. 

Parada de los diversos grupos por un pinchazo. Habían dos parejas de
madrileños muy simpáticos. Al día siguiente tenían vómitos y diarreas. 

Áridas montañas, sólo pobladas por acacias y matorrales. 

Parada en una localidad para comer.  No recuerdo el nombre. 

La oferta culinaria era plato único. El viajero de la izquierda era un italiano muy
simpático, que hablaba bien el castellano, fruto de sus viajes a Latinoamérica. 
A la derecha una pareja afroamericana muy agradable también. 

Seguimos descendiendo hacia las llanuras de sal por desérticas montañas. 

Los más sagaces adivinarán que la foto esta hecha a través del vidrio del vehículo. 
El tono levemente azulado delata a los horribles cristales tintados. 

Paramos para contemplar un uadi, que nosotros llamaríamos rambla. 

Al fondo, ya más cerca, las llanuras de sal. 

Detalle de estas áridas montañas. 

Iniciamos la visita a las llanuras de sal junto al lago Asele, aunque en realidad todo es en realidad una inmensa salina, que debajo está minada por aguas con altas concentraciones de cloruro sódico y otras sales. Nos acercamos a unos curiosos afloramientos que sobresalen de la monótona y blanca llanura que, aparentemente, parecen de roca. Nada más lejos de la realidad, ya que esta supuesta roca es en realidad sal, que por su color y tonalidades me recordó las sales potásicas de Suria y Cardona. 

Desde una de las "rocas" vemos el afloramiento sobre las llanuras de sal. 

El paisaje es de una belleza difícil de definir. 

Vicente sobre la roca que no lo es. 

Detalle de las supuestas rocas,  supongo que sales potásicas. 

Otro acercamiento a estas formaciones. 

Se aprecia bien la base salina y el nivel más elevado de esta lago interior. 

La sal cristaliza formando geométricas formaciones. 

Basta excavar para encontrar las salobres aguas. Hay que 
decir que era como meterse en un plato de sopa. 

Atardecer sobre las llanuras de sal y este notable afloramiento. 

Aprovechamos las últimas luces del día para ver la puesta de sol sobre la llanura salina y las montañas. El terreno está anegado por las salobres aguas. Los organizadores trataron de dar un ambiente bucólico, con una copa de vino, pero podrían haber elegido un caldo de más calidad. Un Don Simón seguramente era mejor. No era necesario en absoluto, puesto que el lugar es suficientemente agradable de por sí. Las imágenes hablan por sí solas. 








Acabamos la noche en un campamento cercano. Cenamos frugalmente y dormimos en una especie de camas hechas con cuerda, al aire libre, ya que la temperatura continuaba siendo alta. Nos fuimos a dormir con más de 30ª de temperatura, sin taparnos. Ya de madrugada refrescó y nos tapamos con la sábana. No recuerdo que necesitara el saco. Era realmente muy agradable dormir al raso contemplando las estrellas. 

Al día siguiente nos levantamos muy temprano, de noche, para poder visitar el Dallol a primera hora del día, puesto que más tarde el calor sería insoportable.  El amanecer sobre las llanuras de sal fué magnífico. Fué una lástima no poder parar para hacer fotografías, ya que las tuve que hacer en marcha.  


Amanecer sobre un raquítico grupo de palmeras en medio del salar. 

Las aguas del lago Assale ya se empiezan a explotar industrialmente. 
Poco les queda a los Afar y su ancestral comercio de la sal. 

Reflejos del astro rey sobre las llanuras de sal. 

Amanecer sobre las llanuras salinas desde el coche. 

El paisaje era absolutamente irreal. Parece Marte o Venus. 

Todos los grupos nos concentramos al pie del Dallol. Ya he comentado que no es un volcán típico, sino una especie de gran y aplanada colina, de apenas 50 o 100 m de altura sobre las llanuras de sal, formada por las emisiones volcánicas, sobre todo sulfurosas, que se han mezclado con las salinas aguas, configurando un paisaje único. Empezamos ascendiendo por un terreno con antiguas fumarolas, hasta llegar a una especie de estanques que antes estaban ocupados por aguas sulfurosas. Al desaparecer quedan unas estructuras que parecen corales. Sobran los comentarios. 





   

 




 






Alcanzamos una meseta, donde hay más actividad telúrica, especialmente en forma  de vapores sulfurosos y depósitos de azufre. "Huele a azufre, ha pasado el diablo", como dijo Hugo Chávez. Estremece un poco caminar entre estas emisiones y la aparente fragilidad de este infernal sustrato. Disfrutad de esta demoníaca sucesión de imágenes. 


 








Llegamos por fin a la zona más espectacular del Dallol. Son una serie de piscinas naturales que se han ido formando por estas emisiones sulfurosas mezcladas con la sal, formando concreciones que recuerdan  a otros lugares, pero con la diferencia de que no es agua sino ácido sulfúrico diluido en agua salada. Dicen que va muy bien para la piel. Seguro que hace un peeling fantástico, pero ninguno se atrevió a experimentar. Es imposible no disparar 100 o 200 imágenes, pero os pondré una selección. Os aclaro que no tienen ningún tipo de procesado. Sencillamente son así. Dejo asimismo un par de videos, cortesía de Vicente. 






































Panorámica del Dallol. 

Fumarolas del Dallol. 

Tras recorrer  unos 100 m por un terreno mezcla de barro y azufre (que llevé en las botas hasta Barcelona) llegamos a una parte de tonos muy rojizos, mucho más infernal, por llamarla de alguna manera. No me pude entretener mucho porque el jefe de los guías nos metió prisa. Un pelma de tomo y lomo. Ahi van estas últimas imágenes  de este maravilloso fenómeno natural. 




















Volviendo a los vehículos. El calor ya se hacía notar. 

Tras recorrer de nuevo las llanuras de sal pudimos ver a dos afar en su milenaria labor de tallar bloques de sal para su comercio, en este caso transportándola en unos magníficos borricos. Estos bloques se llaman amole y se utilizaron durante siglos como moneda de cambio. Recordar que salario viene de sal, ya que este era el pago que recibían los legionarios romanos. Éstos no nos parecieron muy feroces, aunque hace unos años se cargaron a todo un grupo de turistas. 


Bloques de sal (amole) preparados para su transporte. 

Detalle de estos bloques. Pesan unos cuantos kilos. 

 Los afar tallando los bloques de sal, como lo 
han hecho durante centenares de años. 



Enlaces a las otras entradas de Etiopía. 

Primera parte: Las iglesias excavadas en la roca de Lalibela. Pinchar aquí.  

Segunda parte: Gondar. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien primera etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien segunda etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien tercera etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien cuarta etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien quinta y sexta etapas. Pinchar aquí. 

Cuarta parte: Axum, capital imperial. Pinchar aquí. 

Cuarta parte: Axum, flora y fauna. Pinchar aquí. 

Quinta parte: Tigray. Pinchar aquí. 

Sexta parte: La depresion Danakil. El volcán Erta Ale. Pinchar aquí. 

Etiopía en blanco y negro. Pinchar aquí. 




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