domingo, 24 de febrero de 2019

Norte de Etiopia: del cielo de las Simien al infierno del Danakil. Región de Tigray.

Norte de Etiopía. Quinta parte: La región de Tigray: Yeha y las iglesias excavadas en la roca de Maryam Korkor y Abuna Yemata.    

(15-16 de Noviembre de 2018)

Volvemos a adentrarnos en la historia, con mayúsculas, de Etiopía. La provincia o región de Tigray es, históricamente hablando, de las más importantes de Etiopía. Su principal aliciente son las famosas iglesias (más bien ermitas por el tamaño) excavadas en la roca, así como diversos monasterios emplazados en cúspides casi inaccesibles. 

Camino de la depresión del Danakil, atravesamos en dos días por carretera la región de Tigray hasta Mekelle. Es la zona de las montañas Gheralta, no muy elevadas, pero sí escarpadas y con un gran atractivo, como vereís a continuación. Hicimos en un sólo día lo previsto en dos, por lo que nos pegamos un buen palizón, llegando ya bien entrada la noche a nuestro alojamiento, visitando las ruinas de Yeha y dos de las ermitas excavadas en la roca: Maryan Korkor y Abuna Yemata. 

Salimos, no demasiado tarde, del magnífico hotel de Axum, para dirigirnos por carretera hacia las ruinas de Yeha. Si interés radica sobre todo porque se trata de una civilización anterior al establecimiento al imperio etíope, puesto que las ruinas no son especialmente llamativas. Se sigue excavando, especialmente por arqueólogos alemanes. Hay un minúsculo museo en el mismo recinto, pero de carácter religioso y cristiano. 

La civilización de Yeha floreció entre los años 800 a 150 antes de Cristo. Estaba situada en un valle muy fértil. Parece ser que antes llovía bastante más. Tenía un floreciente comercio de herramientas y armas, especialmente con Arabia y la India. El templo estaba dedicado a Almougah, divinidad del Sol. Posteriormente los sabeos, palabra que viene del reino de Saba, colonizaron el Sur de Arabia, hoy Yemen, estableciendo una civilización preislámica. Practicaban costumbres como el ayuno, por ejemplo, adoptadas luego por el islam. 


Atravesando las montañas Gheralta. 

Estos grandes pitones me recordaron al Pedraforca. 

Mujeres saliendo de la iglesia con el atuendo tradicional. 

Parece que el rezo da hambre. 

Restos del templo de Almougah. El resto de divinidades
estaban dedicadas a la Luna y los planetas. 

Ruinas de otras edificaciones, actualmente en excavación. 
En el Sur de Arabia hay restos muy similares. 

Pequeña iglesia, con un minúsculo museo. Seguramente el más pequeño del mundo,
 ya que es una habitación que no creo que tenga más de 15-20 metros cuadrados. 

Se guardan libros y objetos religiosos y restos de inscripciones en sabeo. 
Fijaros que la piedra de la izquierda es en realidad italiana, recuerdo de los
 militares que invadieron Etiopía durante la Segunda Guerra Mundial. 

Como es habitual, el sacerdote da explicaciones sobre los textos bíblicos. 

Obviamente no nos enteramos de nada, pero los dibujos son bonitos. 

La  montaña enfrente de Yeha nos recuerda a un león postrado. 

Proseguimos el camino, ascendiendo por una carretera en bastante buen estado hasta un puerto de montaña, entre Yeha y Adigrat, para descender  hacia las llanuras. Nos desviamos de la carretera hacia Mekelle hasta la localidad de Mebab, donde contratamos a un guía local para ascender a Maryam Korkor y luego a Abuna Yemata.  

Fantástica panorámica de las montañas Gheralta. 

Ascendiendo al largo puerto de montaña entre Yeha y Adigrat. 

Los campos de tef dominan el paisaje. 

Detrás de estas montañas están las iglesias que visitaremos. 

Wende comprando provisiones. 

Desde Mebab empieza la ruta por la que ascenderemos primero a Maryam Korkor y luego a Abuna Yemata, tras enlazar por un largo y dificultoso camino ambas iglesias, que, habitualmente se visitan por separado saliendo de puntos diferentes. El camino a Maryam Korkor sigue primero un buen camino, bastante transitado, hasta llegar al pie de los farallones. Vimos a bastante gente, que venía de las iglesias al pie de las montañas. 

En lo alto de esta escarpada montaña está Maryam Korkor. Para subir 
iremos hacia una canal a la izquierda y detrás de la imagen. 

 Paja, pero del cereal autóctono, el tef

Pasamos junto a un iglesia. 

Paisaje idílico, entre acacias, campos de tef y escarpadas montañas. 

Detrás de las paredes inaccesibles está la canal por la que subiremos. 

La gente del Tigray es más hosca. Seguramente tiene 
que ver con una mayor implantación del Islam. 

Posiblemente esta gente venía de una iglesia. 

Tomamos ahora una pista, bastante transitada. 

Habían bastantes iglesias, dispersas por el campo. 
Debe ser más fácil que la gente vaya a Misa. 

Encima de la muralla está Maryam Korkor. Menudo sitio. No es 
de extrañar que las iglesias ahora estén al pie de la montaña. 

Llegamos al pie de una canal rocosa, única brecha en 
las murallas que protegen la iglesia de Maryam Korkor. 

La vista es magnífica. La zona está bastante habitada. 

Esta montaña era especialmente fotogénica. 

Empezamos el verdadero ascenso a la celestial Maryam Korkor trepando por una fácil canal que parte el farallón rocoso, de un modo casi divino. Llegamos a un collado desde el que giraremos hacia nuestra derecha hasta llegar a unas cuevas donde descansamos, posiblemente de origen artificial. 

Vicente subiendo por la empinada, pero fácil canal. 

Giramos a la derecha hacia unas cuevas,  artificiales o medio artificiales. 

Desde la cueva vemos al fondo la afilada aguja
rocosa donde está Abuna Yemata. 

Unas texturas...por el amor de Maryam Korkor. 

La parte más dificultosa, aunque fácil, de la ascensión a Maryam Korkor viene ahora, por unas laderas rocosas que ascienden hasta una ancha cornisa. Aquí un buen camino sigue hacia la izquierda, para superar otro resalte y continuar hacia la derecha hasta una especie de meseta donde está la iglesia. 

Ascendiendo por unos fáciles resaltes rocosos. Al fondo la aguja  donde 
está la iglesia de Abuna Yemata. Bajaremos por el fondo de la canal. 

El camino se suaviza. Vicente entre Wende y uno de los locales
que se "apuntan" a acompañarnos, evidentemente cobrando. 

Seguimos subiendo. Debajo nuestro la canal por la que hemos subido. 

Proseguimos por una ancha faja. Maryam Korkor esta encima del paredón del medio. 

Superamos un fácil resalte. La ayuda del nativo creíamos que era altruista. 

Seguimos ganando altura. 

Ya vemos la meseta y la parte que sobresale de la roca de Maryam Korkor. 

 Maryam Korkor.  Ya se intuye que casi toda la iglesia está excavada en la roca. 

 En un lado  hay unas tumbas y unas grutas tapiadas. 
Posiblemente estuvieron habitadas por monjes. 

 Magnífica vista desde Maryam Korkor de Abuna Yemata. 

 Detrás y en medio de este paredón está Abuna Yemata. 

 Bonitos cactus en el exterior de Maryam Korkor. 

 Entrada a Maryam Korkor. 

La iglesia de Maryam Korkor es una de las 160 iglesias excavadas en la roca entre los Siglos VI y XIV. Muchas de ellas en lugares casi inaccesibles, a los que hay que ascender escalando o con cuerdas. Suelen estar pintadas con frescos, con un estado irregular de conservación.  El sacerdote que la custodia vive en una edificación cercana. Nos encendió una velas para salvar nuestras almas y le dejamos un generoso óbolo. Os dejo algunas imágenes de su interior. 





 







Celestiales texturas. 

Toca ahora desandar el camino hasta el collado. Desde aquí proseguiremos por el otro lado de la canal, descendiendo hasta una ladera y el fondo del valle, para acabar al pie de Abuna Yemata. Tras un primer tramo fácil hay un paso dificultoso, en que la ayuda de nuestro guía local fué esencial. Se ganó el sueldo más que el resto. 

Desde aquí apreciamos el camino hasta Abuna Yemata. 
Se tarda alrededor de una hora, más o menos. 

Bueno, permitidme unas texturas. La verdad es que los colores de la roca son increíbles, pero no pude entretenerme mucho porque el tiempo apremiaba y queríamos llegar con luz a Abuna Yemata. 




Este es el paso más dificultoso. 

Afortunadamente nuestro guía local estaba avezado en estos menesteres. 

Lo tenía bien con esas piernas tan largas. 

El camino se vuelve más fácil, aunque es sinuoso. 

Por ahí era más difícil bajar. 

Tras flanquear por unas laderas con matorrales
seguimos avanzando por el lecho seco del río. 

Mirando atrás vemos el collado de donde venimos y la meseta de Maryam Korkor. 

Llegamos finalmente al pie de Abuna Yemata. La ascensión se inicia por un empinado sendero que nos lleva al pie de un resalte rocoso por el que hay que trepar por unos agujeros excavados en la roca. La otra opción es que te aten con un arnés para más seguridad. De todas maneras te van a pedir una propina igual. Luego el camino es más fácil, hasta llegar a una repisa al otro lado del paredón que conduce a la pequeña iglesia. Las pinturas son de las más bonitas, si no las que más, de las que hemos visto en la iglesias de Etiopia. 

Tranquilos, que no subimos por ahí. 
 
Lo mejor es subir descalzo. Es más fácil de lo que parece. 

A partir de aquí ya es fácil subir. 

La vista hacia el valle por el que hemos subido es muy bonita. 

Pero es que hacia el otro lado es espectacular. Una repisa de un metro de ancho, 
más o menos, nos llevará hasta la entrada de Abuna Yemata. 

Ventanas de la iglesia. 

Sólo queda recorrer unos 10 metros de cornisa.  Deben haber 300 m. 
de caída vertical hacia abajo. No obstante la repisa es segura. 

Vista desde la entrada de Abuna Yemata. 

Como es habitual óbolo de 100 birrs y libro sagrado al canto. 

Foto cortesía de Vicente...con el móvil. 

La sencillez y belleza del pequeño recinto es impresionante. 

Me atrevería a llamar a Abuna Yemata la Pequeña Capilla Sixtina de Etiopía. 

Al salir estaba este personaje, que sin haber hecho nada, se apuntó
a la propina de 100 birrs. Hay que tenerlo en cuenta al bajar. 

Desandamos el camino por la cornisa. 

Aquí queda constancia de mi presencia. 

Esta imagen aérea da idea del lugar donde hemos estado. 

El video, cortesía de Vicente. 

El descenso por el muro impresiona más, por lo que, menos Josep, nos atamos. Eso sí, nos sablearon a todos un mínimo de 400 o 500 birrs, que son casi 50 euros. Se pasan un poquito, pero es el impuesto revolucionario que pagas. Llegamos tras unos minutos al coche, para luego tomar la carretera  hasta el Ghreralta Lodge, adonde llegamos ya de noche.  Hubo un error y tuvimos que recorrer casi otra hora de camino, hasta la localidad de Wukro, ya muy cerca de Mekelle. La verdad es que salimos ganando porque el Wukro Lodge era estupendo, con bungalows muy cómodos y un magnífico comedor. 

Mirando atrás se ve la montaña donde está Abuna Yemata. El collado central
es hasta el que se sube y la entrada queda por detrás. 

Fotogénica acacia. 

Una nueva cerveza para la colección. Buenísima como todas. 

El día 16 fué un día perdido. Lo único positivo es que tuve un ratito para fotografiar aves en el Wukro Lodge. Nos trasladamos en un suspiro a Mekelle, ya que el Wukro Lodge está mucho más cerca que el Geraltha Lodge para confirmar los vuelos de vuelta, cosa que no entendimos demasiado. Mirando el contrato con Naturtrek es cierto que especifica que el cliente debe confirmar el vuelo de vuelta al menos 72 horas antes. Luego contactamos con la agencia local que al día siguiente nos llevaría al Danakil, ya que Wende se despedía de nosotros.  Ya hablaremos más adelante de ella (ETT, es decir Ethiopian Travel Tours). 

Agradable y con buenas vistas: Wukro Lodge. Absolutamente recomendable.  

 El mejor desayuno del viaje, en el que no faltaba de nada. 

Daban ganas de pasear por estas polícromas montañas. 

Cada edificación tenía un nombre local: Dallol, Erta Ale, etc. 

Preparados para abandonar Wukro, a nuestros pies. 


Fauna de Tigray

Más bien fauna fotografiada en el Wukro Lodge, ya que el resto de aves que ví fué en marcha desde el coche, además de algún cuervo y alguna paloma en Abuna Yemata.  No obstante hice más de un bimbo, como vereís a continuación. De nuevo la más bonita y variada fauna en los hoteles. No es una mala forma de viaje ornitológico, o al menos muy cómoda. 


Bimbo: Grey-backed Camaroptera (Camaroptera brachyura), o corregidme expertos. 

El mismo más cerquita. 

Ahora por el suelo. 

White-collared Pigeon (Columba albitorques). 

Variable Sunbird (Cinnyris venustus). 
 
Ahora la fémina. 

Mocking Cliff Chat (Thammnolaea cinnamomeiventris). 

No falla casi nunca: Common Bulbul (Pycnonotus barbatus). 

No podía faltar el Swainson's Sparrow (Passer swainsonii). 

Tampoco la Red-eyed Dove (Streptopelia semitorquata). 

Bimbo: Grassland Pippit (Anthus cinnamomeus). 
 
Otro bimbo: Black-crowned Tchagra (Tchagra senegalus). 

No paraba de moverse entre los matorrales.

Finalizamos con el conspicuo Red-cheeked Cordon-bleu (Uraeginthus bengalus). 



Enlaces a las otras entradas de Etiopía. 

Primera parte: Las iglesias excavadas en la roca de Lalibela. Pinchar aquí.  

Segunda parte: Gondar. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien primera etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien segunda etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien tercera etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien cuarta etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien quinta y sexta etapas. Pinchar aquí. 

Cuarta parte: Axum, capital imperial. Pinchar aquí. 

Cuarta parte: Axum, flora y fauna. Pinchar aquí. 

Sexta parte: La depresion Danakil. LLanuras de Sal y el Dallol. Pinchar aquí. 

Sexta parte: La depresion Danakil. El volcán Erta Ale. Pinchar aquí. 

Etiopía en blanco y negro. Pinchar aquí. 



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