jueves, 31 de enero de 2019

Norte de Etiopia: del cielo de las Simien al infierno del Danakil. Axum.

Norte de Etiopía. Cuarta parte: Axum, capital imperial.    

(13-14 de Noviembre de 2018)

Sólo el nombre de esta ciudad, histórica capital del imperio de Etiopía, hace obligatoria su visita. Es sonoro, bonito, llamativo, sugerente. Personalmente me traslada a un mundo mágico, fantástico, de grandes gestas y tragedias. Perfectamente podría ser la capital de los mundos concebidos por Tolkien o Vance, es decir la Tierra Media o Lyonesse. 

La historia de esta ciudad arranca con la mítica reina de Saba y su hijo Menelik, primer emperador de Etiopía, hace más de 2000 años. Desde entonces, los etíopes se vanaglorian de haber sido el imperio más duradero y de no haber sido invadidos nunca, aunque los italianos invadieron Etiopía casi en su totalidad en la Segunda Guerra Mundial. Vamos a explicar un poco de su historia, para que entendaís mejor la estancia en esta ciudad. 

Cuenta la historia, o quizás leyenda, que la reina de Saba viajó hasta Israel atraído por la sabiduría del rey Salomón.  Por entonces el reino de Axum o Aksum se heredaba sólo entre mujeres, de reina a reina. La reina de Saba comprobó su sapiencia, pero Salomón no era en absoluto su tipo, cosa que no es nada de extrañar, si comparaba a Salomón con sus agraciados compatriotas. 

Salomón si quedó prendado de su belleza y urdió una estratagema para llevársela al catre. Al parecer le hizo prometer a la reina de Saba que no debía tomar ningún presente en su estancia. Si así fuera se sometería a su voluntad, obviamente lividinosa. Suministró una cena extremadamente salada y fruto de este ardid la reina de Saba se levantó de noche para beber de una jarra con agua que Salomón había colocado estratégicamente entre su habitación y la de la reina.

Ya os podeís imaginar a Salomón acechando para sorprender a la sedienta reina, posiblemente detrás de unos tupidos cortinajes, rezumando testosterona. Y como tuvo una certera puntería, su seminograma posiblemente era normal tirando a vigoroso, las lunas fueron propicias y la reina de Saba tenía palabra, se quedó embarazada. Volvió a Etiopía y parió a Menelik , que al parecer era prácticamente un clon (vamos, que era clavado) de Salomón. 

El vástago de Salomón creció y ya adulto quiso conocer a su padre, a lo que la reina de Saba accedió. Viajó hasta Israel con un gran cortejo y ricos presentes y Salomón se quedo maravillado del parecido y lo reconoció como su hijo. De hecho, antes de entrar en Jerusalén las nuevas ya anunciaban tan grande vaticinio. Menelik quedó asimismo convertido a la fe de Israel. Salomón le agasajó también con ricos presentes y con una delegación de su clero para que lo acompañase a Etiopía.  

Pero como era digno hijo suyo, Menelik heredó, además de su parecido físico, la astucia de su progenitor. Con premeditación, alevosía y nocturnidad le birló al abandonar Israel el más preciado tesoro de Salomón: el Arca de la Alianza, donde se guardaban los petrificados mandamientos. El caso es que Salomón al enterarse envió a sus huestes para recuperarla, pero el mágico influjo de tan sacrosanto receptáculo hacía que hombres, caballos, dromedarios y demás pertrechos de Menelík flotaran y se desplazaran sobre las arenas a una velocidad prodigiosa. 

Salomón desistió, puesto que Dios (o Yavé, Jehová o como lo llamen)  estaba con Menelik y se quedó triste y compungido en Jerusalén. Al llegar a Axum, Menelik se reunió con su madre, que disfrutaría de lo lindo con el engaño de su hijo tras haber sido engatusada vilmente por Salomón.  La reina de Saba abdicó en su hijo, a partir de ahora Menelik I y se inaguró una ininterumpida etapa machista del imperio, puesto que Salomón le insistió mucho en que las mujeres no podían mandar. 

Posiblemente algo de realidad haya en esta historia, ya que en Etiopía vivió una comunidad judía desde tiempos ancestrales, hasta que Israel se los llevó a todos, obviamente para ocupar territorios arrebatados a los palestinos. Además durante muchos años en Etiopía se mantuvieron tradiciones judías o judeomusulmanas en algunos casos, como la circuncisión, la fiesta de los sábados, ayunar durante todo el día en la Cuaresma o no comer cerdo.  

Volviendo de la leyenda (realidad para los etíopes) lo cierto es que Axum  fué la capital de un reino que se extendía desde Yemen hasta Sudan, controlando el tráfico del Mar Rojo, lo que le proporcionó gran riqueza. Es la capital religiosa de la iglesia ortodoxa etíope, especialmente por las fiestas de la Epifanía (7 de Enero) y la fiesta de Mariam Zion en Noviembre. 

Este reino fué convertido al cristianismo por Frumencio en el año 356 después de Cristo. Su declive empezó en el Siglo VII, debido a la influencia arabe, perdiendo el control comercial del Mar Rojo. Su último rey fué coronado en el Siglo X y desde entonces la capitalidad de Etiopía se fué desplazando al centro del país, aunque en aquellos tiempos las "capitales" cambiaban y se desplazaban continuamente, debido sobre todo a las continuas guerras de los etíopes con sus vecinos.

Es sin duda alguna la ciudad de Etiopía más notoria desde el punto de vista arqueológico, como vereís a continuación. En pocos lugares hallaremos tantos y tan variados restos. Vale la pena dedicar un día o dos a visitarla. Nosotros estuvimos el dia 13 por la tarde y todo el día 14, a un ritmo tranquilo. Es suficiente, a menos que seamos unos forofos de la arqueología, en cuyo caso vale la pena prolongar la estancia,  

El día 13 de Diciembre acabamos el trekking de las montañas Simien tras una cortísima etapa que acabó en Ady Arkay. Tras tomar un café y despedirnos de nuestro scout, cocineros y muleros, un largo y pesado trayecto por carretera (no disponíamos del mágico influjo levitatorio del Arca de la Alianza) nos llevó hasta Axum. Nos alojamos estupendamente en el Yeha Hotel, con una terraza desde que veíamos ponerse el sol sobre la antigua capital imperial. Tenía además un gran jardín, en el que pasé muy buenos ratos fotografiando aves. 

Empezaremos con el complejo alrededor de la iglesia de Santa María de Sión. Este recinto incluye la antigua iglesia, una nueva construida en los años 50 durante el mandato del último emperador, Haile Selassie y la Capilla de las Tablas, a la que no se puede acceder y que custodia el Arca de la Alianza. Wende, nuestro guía, nos explicó que la luz que desprende deja ciegos a los monjes que la custodian. Hay asimismo un pequeño museo, que visitamos, pero en el que no se pueden tomar imágenes. 

La iglesia nueva de Santa María de Sión es la primera que visitamos. La verdad es que defrauda un poco, sobre todo si has visto otros templos. La estructura recuerda a Santa Sofía de Istanbul, con una gran bóveda central, pero está a años luz de la grandeza y sobre todo de la decoración.  Las humildes ermitas excavadas en la roca que veremos en un par de días transmiten más belleza y sentimiento. Creo que las imágenes hablan por sí mismas. Es más bonita por fuera que por dentro. Lo que más gracia me hizo es la pintura que refleja el robo del Arca de la Alianza. 









Detrás está la antigua iglesia de Santa María de Sión y la Capilla de las Tablas. Previamente habiamos visitado un museo, bastante destartalado, como todos los del país, en los que no dejan hacer fotografías. Básicamente es una colección de trajes, cruces y libros antiguos. La iglesia de Santa María tampoco destaca especialmente, excepto por su antigüedad y por tener a su lado la Capilla de las Tablas. No obstante sus pinturas son bastante más bonitas que las de su nueva versión. 

La Capilla de las Tablas y detrás Santa María de Sión. 
Fijaros que está protegida con alambre de espino. 

Santa María de Sión. Parece más una fortificación. 

Interior de la iglesia, con su sobrio altar. 

Detalle de la virgen y el niño. 

Escena que representa el pecado original. 

El resto de la tarde la pasamos dando una vuelta por Axum. Subimos caminando hasta el hotel y visitamos las estelas funerarias que están fuera del recinto cerrado y los baños de la reina de Saba. Cenamos bastante bien en el hotel y disfrutamos de una magnífica puesta de sol sobre los obeliscos, que visitaremos mañana con más calma. 

Cualquiera envía las fotos a revelar aquí...

Estelas, algunas sencillas y otras más elaboradas. Son funerarias. 

 Este obelisco era más grande y estaba roto y caído. La pieza de 
delante es sobre la que se asentaban. No es de extrañar que
 hayan caído con terremotos y otros fenómenos. 

Esta parecía más un menhir. 

Y esta la Torre de Pisa. 

Los baños de la reina de Saba. Justo detrás estaba nuestro hotel. 

Curiosa y colorida iglesia. 

Mágica puesta de sol desde el Yeha Hotel. 

Al día siguiente continuamos la visita a Axum con las ruinas del palacio de la reina de Saba, situado en las afueras de la ciudad, hacia el Oeste. Justo enfrente hay un campo de tef plagado de estelas funerarios. Dichas ruinas fueron descubiertas en el 2008 por arqueólogos alemanes de la Universidad de Hamburgo, dirigidos por H. Zieguert. Las ruinas del palacio de la reina Makeda (así llaman los etíopes a la reina de Saba madre de Menelik I) fueron halladas debajo del palacio de un antiguo rey cristiano y datan de casi 3000 años. Se cree que aquí se guardó inicialmente el Arca de la Alianza tras el épico robo por parte de Menelik I. 

Parece ser que Menelik I cambió el emplazamiento del palacio original y que en aquellos tiempos los etíopes tenían una religión con influencias egipcias, adorando a la diosa egipcia Sopdet o Sotis y dirigiendo los palacios hacia Sirio, la estrella del perro, lo que explicaría los obeliscos que veremos más adelante. Lo cierto es que conocemos muy poco sobre la religión de  Etiopía antes de la conversión al cristianismo en el Siglo IV después de Cristo, cómo influyó el judaismo y si fué debido al mítico viaje de la reina de Saba. 






En el recinto hay una plataforma cubierta sobre la que se sigue trabajando. Proporciona una buena visión del conjunto. En mi caso personal me sirvió para continuar con la fotografía étnica de la gente de Etiopía y para inmortalizar a un nutrido grupo de camellos. 



Enfrente de las ruinas del palacio de la reina de Saba hay un campo de tef, por donde además pastorean los animales, lleno de estelas más o menos elaboradas. Las que mejor se han conservado son las más pequeñas, más similares a menhires. Había una bastante grande, pero derribada en el suelo, que sería más bien un obelisco. Confieso que me encantó pasear entre ellas. 







La siguiente visita fué a las tumbas de Kaleb y de su sucesor, Gebre Meskel, del Siglo VI después de Cristo, cuando el cristianismo estaba en su apogeo. Están justo encima de nuestro hotel, ya en las afueras de Axum, sobre una colina. De camino se pasa por los baños de la reina de Saba, que ya vimos el día anterior. Cuentan las historias que un camino subterráneo conduce desde un pozo anexo hasta Eritrea y el Mar Rojo. No pudimos ver casi nada porque no estaban iluminadas. 

Pozo que conduce a Eritrea y el Mar Rojo, según cuentan. 
 
 Entrada a las tumbas. 

Bajando hacia Axum vale la pena parar, antes de llegar a los baños de la reina de Saba, en un pequeño chamizo que alberga una curiosísima piedra escrita en 3 idiomas, llamada piedra de Ezana, datada en el Siglo IV después de Cristo.  Está escrita en ge'ez (lengua culta del clero etíope), sabeo (lengua del reino de Saba y de Arabia del Sur) y griego. Narra la conversión del rey Ezana al cristianismo y sus victorias sobre los nubios y los meroe.  Obligada es la comparación con la famosísima piedra de Rosetta, que permitió a Champollion descifrar los jeroglíficos egipcios. Pero a mi me recordó más a la famosa piedra de 2001: Una odisea en el espacio. 

Barraca que guarda la piedra de Ezana. 

 Es realmente muy curiosa y bonita. 

Acabamos el interesante periplo arqueológico de Axum visitando el recinto cerrado del Parque de las Estelas, donde están casi todos los obeliscos, ya con más categoría y tamaño, además de un pequeño museo y una curiosa tumba. Llama muchísimo la atención encontrar estos monumentales obeliscos tan lejos de Egipto, aunque ya hemos comentado que antes de la conversión al cristianismo la primitiva religión etíope tenía claras influencias egipcias. Por otro lado, el antiguo Egipto llegó hasta las puertas de Etiopía e incuso hubieron faraones nubios, de raza negra, hasta que los asirios conquistaron Egipto. De hecho hay más pirámides en Sudán que en Egipto. 

Empezaremos con la vista del recinto desde la terraza de nuestro hotel. Absolutamente recomendable por la vista y las puestas de sol. En realidad casi todo este lado de la colina estaba lleno de obeliscos y estelas. De muchos de ellos sólo se conserva la base de piedra. Pensad que cada rey o emperador erigía uno en su honor y recuerdo. 


Vista general del complejo. 

A la izquierda se ve, cubierta, la tumba de la Falsa Puerta, en medio
los obeliscos y detrás el museo que visitaremos. 

Tras pagar la correspondiente entrada empezamos visitando la tumba de la Falsa Puerta. Data del Siglo IV antes de Cristo y posiblemente era la tumba de algún rey de Axum, del que desconocemos el nombre. Posiblemente ésta y otras tumbas sucedieron temporalmente a las estelas y obeliscos. Esta hecha con bloques de granito y tenía forma de casa. 


Esta es la Falsa Puerta. La verdadera entrada es la de abajo. 

Detalle del sarcófago, muy sencillo y labrado en un bloque de granito. 


Tras visitar el museo vale la pena entretenerse admirando la explanada donde está el Parque de las Estelas, con multitud de estelas y algunos obeliscos. Las hay de todo tipo y medida, desde los que son un sencillo bloque de granito sin inscripciones ni relieves a los más grandes y decorados obeliscos. 

Todas están hechas de un sólo bloque de granito, que se trasladó, no se sabe bien como, desde canteras situadas al menos a 5-10 kilómetros. Se especula con el uso de elefantes, pero cuesta de creer porque los elefantes africanos nunca han sido domesticados, a diferencia de los de la India, que son una especie diferente, más mansa. 

Al parecer habían 7 grandes obeliscos originales y multitud de estelas. El mayor de todos ellos medía 33 m y pesaba 500 toneladas y está derribado en el suelo. Es el mayor obelisco del mundo, mayor que cualquiera de los egipcios. Hay otro obelisco de 23 m y 152 toneladas, muy bien conservado, y otro de 24 m y 160 toneladas, sujeto por una estructura metálica. 

Este último fué robado por Mussolini en 1937, durante la ocupación italiana, aunque parece ser que ya estaba derribado en el suelo. Fué partido en 3 trozos y trasladado en avión a Roma, donde estuvo  hasta el 2005 en que fué devuelto tras las quejas reiteradas de Etiopía. Finalmente fué instalado en el 2008 tras un complicado proceso de montaje y restauración. 

Una anécdota curiosa fué que durante la maratón de las Olimpiadas de Roma de 1960 el gran Abebe Bikila, que corría descalzo, atacó para ganar esta prueba al pasar al lado del robado obelisco. Sin duda tan grande injusticia hizo que levitara, quizás impulsado por el Arca de la Alianza, para ganar merecidamente la maratón. A ver si los ingleses (con los frisos del Partenón, por ejemplo) o los americanos (Machu Picchu) aprenden a devolver lo que no es suyo. 

Abebe Bikila corriendo descalzo para ganar la maratón
 en las Olimpiadas de Roma de 1960. 

Tras esta introducción  creo que no vale la pena que os comente las imágenes, que hablan por si solas. Debajo del obelisco derribado hay asimismo unas cámaras, posiblemente funerarias. Se especula con que la reina de Saba madre de Menelik I estaba enterrada debajo del gran obelisco derribado, aunque también se dice que se cayó al intentarlo poner en posición vertical.
  
 






   




Después de la visita aprovechamos para tomarnos un sabroso café en un chiringuito donde venden recuerdos y minerales. Vicente aprovechó para comprar unos cuantos pedruscos y yo para inmortalizar a las camareras etíopes, que iban con un vestido tradicional muy bonito. Hasta dejaron que un feucho occidental como yo se fotografiara con ellas. 









Acabamos la jornada en nuestro hotel, disfrutando de la panorámica y de la puesta de sol. Una intensa jornada repleta de historia, que remojamos con una nueva cerveza local, tan buena como las anteriores. Mañana nos espera un largo recorrido por el Tigray y las montañas Gheralta. Dejo la flora y fauna, básicamente aves, de Axum para la siguiente entrada. 

Estábamos en las habitaciones de la izquierda. 

Panorámica de Axum desde el hotel Yeha. 

Detrás de la cruz están los baños de la reina de Saba. 

Tras ver al walia podemos saborear mejor la cerveza. 


Enlaces a las otras entradas de Etiopía. 

Primera parte: Las iglesias excavadas en la roca de Lalibela. Pinchar aquí.  

Segunda parte: Gondar. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien primera etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien segunda etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien tercera etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien cuarta etapa. Pinchar aquí. 

Tercera parte: Trekking Simien quinta y sexta etapas. Pinchar aquí. 

Cuarta parte: Axum, flora y fauna. Pinchar aquí. 

Quinta parte: Tigray. Pinchar aquí. 

Sexta parte: La depresion Danakil. LLanuras de Sal y el Dallol. Pinchar aquí. 

Sexta parte: La depresion Danakil. El volcán Erta Ale. Pinchar aquí. 

Etiopía en blanco y negro. Pinchar aquí. 






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