domingo, 1 de noviembre de 2020

Norte España con Spainbirds

Viaje naturalístico Norte de España: Montaña Palentina, Cantabria y Asturias 

(9-13 de Octubre 2020)

Como consecuencia de la pandemia por el COVID-19 tuvimos que suspender el proyectado viaje a Etiopía. Santi nos propuso hacer un viaje al Norte de la Península, combinando aves, una salida en catamarán, la Sierra de la Culebra y la laguna de Villafáfila. Sólo pudimos realizar la mitad por la pandemia, pero nos lo pasamos muy bien y disfrutamos de paisajes maravillosos y, sobre todo, de la compañía de un magnífico grupo de amigos. 

El punto de encuentro fué la estratégica localidad de Tordesillas, adonde llegamos en coche, para trasladarlos a las dos furgonetas del Imperio de Spainbirds, pilotadas por el boss (Santi) y John.  Miguel no pudo llegar,  porque le confinaron su urbanización. El sector catalán estaba compuesto por Rosa y Fernando, con los que disfruté muchísimo en el viaje desde Oriente.  En la estación de autobuses nos reunimos catalanes, cántabros, andaluces, murcianos, castellanos viejos (en el buen sentido) y hasta madrileños (nuestros guías).  

Como que empezaban los confinamientos de las grandes ciudades, salimos el día anterior para dormir en un pequeño pueblo de Burgos, en un estupendo hostal donde nos alojamos y comimos estupendamente. La morcilla espectacular, como corresponde a la tierra. Su patrón había vivido en Cataluña y ahora aprovechaba el tránsito del Camino de Santiago en esta bonita localidad de Rabé de las Calzadas. Aprovechamos antes de cenar y a la mañana siguiente para dar un agradable paseo. 

Las viñas de La Rioja, aprovechando un repostaje. 

En pleno Camino de Santiago, en Rabé de las Calzadas. 

El mural era muy bonito, con tres grandes: Einstein, Gandhi y Martin Luther King.  
 
Iglesia de Rabé de las Calzadas. 

Pajareando en los alrededores del riachuelo que pasa por Rabé de las Calzadas. 

Tras el reencuentro en Tordesillas, aprovechando para comprar provisiones para las comidas del mediodia, nos dirigimos ya en las furgonetas hacia la Montaña Palentina, con mayúsculas. No la conocía y me sorprendió muy gratamente. La primera parada, para comer, fué en la localidad de Moarves de Ojeda, donde está la preciosa iglesia románica de San Juan Bautista, magnifico exponente del románico palentino del Valle de Ojeda. 

Aspecto general de la iglesia de San Juan Bautista. 

Detalle de la parte delantera, con la piedra caliza gris de la región. 

Y ahora os preguntareís porqué esta parte es de color rojo. Sencillamente debido a que la 
caliza se tiñó con óxido de hierro. Como un quebrantahuesos, vamos. 

San Juan Bautista, supongo. 

Detalle de los capiteles, bastante maltrechos por la intemperie

Vale la pena merodear un poco por los alrededores después del gratificante y celestial encuentro con tan bonita iglesia. Me entretuve un ratito con una de mis obsesiones: las texturas.  Cuanto más trapero y cutre es el lugar más interesantes texturas encuentro. A veces pasa lo mismo con las aves, que las encuentras en los lugares más inesperados. Si no, acordaros del aguacatero en aquel basurero de la India. 

Los campos en otoño se tiñen de agradables tonalidades: amarillos, ocres, verdes...

Casi parece una bandera. 

Las maderas con las viejas pinturas cuarteadas son especialmente fotogénicas. 

Cuanto más cutre más chulo...

Nos alojamos en el Parador Nacional en Cervera de Pisuerga, un magnífico enclave que permite visitar los robledales de roble melojo y pasear por sus dos ríos, el Pisuerga, por supuesto, y el Rivera, que confluyen en la localidad. Dimos un agradable paseo por los melojares, siguiendo la ruta del Mirador de la Mata al Chozo del Tremedal y disfrutamos muchísimo persiguiendo a los mirlos acuáticos en el Pisuerga.  Lo podeís ver en la cabecera del blog. 

Contraluces en la Montaña Palentina, con mayúsculas. 

Como decía mi tío Paquito: ¡Qué bonita es España! Realmente, pienses lo que
pienses a nivel político, la variedad de paisajes es más que notoria. 

De todos los robles, me quejo con el melojo (Quercus pyrenaica) por la belleza de sus hojas. 
Lo más curioso es que está muy poco representado, a pesar de su nombre latino, 
en los Pirineos, ocupando sólo parte de pirineo navarro. Todos para Javier...

Hasta en el barro lucen como el sol. 

Ansiosos por rellenar cada hueco del roquedo. 

Experimentando en el Pisuerga. 

Vamos ahora con una selección de uno de mis pájaros fetiche. La verdad es que tengo bastantes: los alcaudones, el quebrantahuesos, las pardelas...pero uno de ellos siempre ha sido este buzo de los ríos que es el mirlo acuático (Cinclus cinclus). Me encantan esos tres colores que tiene y sobre todo verlos alimentándose sin descanso en las saltarina aguas, haga frío o calor, llueva o nieve, con viento o en calma. Es el verdadero monarca de nuestros ríos, título que ha ganado por méritos y no por bragueta. Santi también se dió cuenta de ese atardecer mágico. 






Tras un merecido reposo puedo dar fe de que la supuesta fama de roncador de Francis es absolutamente inmerecida. Un magnífico compañero de habitación.  Tras el desayuno nos trasladamos a las montañas Cántabras, tierra natal de Fernando, que pasa con Rosa largas y merecidas temporadas. La estrella ornitológica fué el pico mediano (Leiopicus medius), abundantísimo en toda la región. Realmente lo vimos muy bien, con unas fotos digamos que aceptables como mínimo. 

Pajareando en la localidad de Barreda, si la memoria no me falla. 
Algunos vimos al mediano, aunque se me escapó la imagen. 

Pico picapinos (Dentrocopus major). 

El otoño en su esplendor. 

Para mi son texturas...

Para el minino también. 

Bonita pareja: el pico mediano y el trepador azul (Sitta europaea). 

Detalle del trepador. 

Y ahora del pico mediano. Aquí si que lo vimos todos muy bien. 

El mediano en otro árbol. Es realmente un pícido muy bonito. 

Tras comer ya camino de Fuente Dé, donde dejamos las maletas, emprendimos la ascensión al Hotel de Áliva, no por el famoso teleférico, sino por una pista que lleva al Puerto de Áliva desde Espinama hasta este magnífico hotel/refugio, en varios todoterrenos. El lugar es idílico y permite ver varias especies alpinas con un desnivel muy razonable. Tras dejar nuestro escaso equipaje en las habitaciones aprovechamos para subir la pista que conduce a la Vueltona. No vimos al treparriscos ni al gorrión alpino, aunque chovas piquigualdas vimos a patadas. Algunos vieron muy bien al acentor alpino. Un quebrantahuesos enfrente del hotel nos dió un recital rompiendo huesos, haciendo honor a su nombre.  

Vistas desde Fuente Dé.  Hasta allá arriba sube el teleférico. 

Las vistas desde el hotel de Áliva son muy bonitas. 

El valle baja hacia Sotres y Bulnes. 

Milana bonita...es lo que parece que Josemi le dice 
a la chova piquigualda (Phyrrocorax garulus)

Posó de fábula la chova. 

La de Rafa ha quedado también de  maravilla

Subiendo a la Vueltona. 

La grandiosidad de la montaña. 

Debajo nuestro el Puerto de Áliva. 

Grandiosidad debe venir de Dios, incluido en la palabra. 
El efecto es natural, sin filtros ni cremas. 

Los Cuetos de Juan Toribio. 

Coronando el collado que conduce  hacia el teleférico de
 Fuente Dé y hacia la cabaña Verónica. 
 
Las estribaciones del macizo de Peña Vieja remedan un cráter volcánico. 

Parecen mismamente las Dolomitas. 

Peña Olvidada, ¡qué bonito nombre!

Santi pilló muy bien al acentor alpino (Prunella collaris). 

Y Rafa lo pilló en un momento muy oportuno. 

Mirando hacia Fuente Dé. Más bonito así que a pleno sol. 

Hasta aquí llega el buen camino. Hacia arriba la mítica cabaña Verónica, el refugio 
guardado más pequeño, ya que en realidad es producto del desguace de una
batería antiaérea del portaviones USS Palau. 

El refugio tiene 6 plazas y ofrece todos los servicios, excepto duchas claro. Hay que subir 
todo a pie. Estuvo muchos años abandonado hasta que el montañero Mariano Sanchez
Madina, que entonces tenía 34 años se fué a vivir todo el año al refugio en 1984. 
Falleció prematuramente en el 2008. Una placa recuerda la nota que dejaba
si no estaba en el refugio. Al leerla se me saltan las lágrimas. 
Os dejo la nota de la revista de montaña Desnivel. 

"Estoy porteando. Voy con el talki a la escucha. El Guarda CV Mariano"

Los famosos Horcados Rojos. 

Con una curiosa roca agujerada. 

Me sorprendió ver varios lagos de origen glaciar.  Estos son los Pozos de Lloroza. 

El resplandor.  Es la foto que más me gusta del día. 

Precioso ejemplar de Zorro rojo (Vulpes vulpes), fotografiado por Rafa. 

Al día siguiente repetimos la misma ruta de la jornada anterior, para ver si teníamos más suerte con el treparriscos y el gorrión alpino. Llovió por la noche y el día siguiente fué resplandeciente. Hasta tuve tiempo de alargarme hasta el teleférico para ver Fuente Dé desde arriba. A saber cuando volveré y si pasaré por el mismo sitio.  

Enfrente del hotel las estribaciones de Peña Vieja. A la izquierda la Vueltona. 

Además de las texturas me encantan las rocas agujereadas. Esta era espectacular. 

Detalle con el tele de esta auténtica Puerta al Cielo. 

Cuando veo estos agujeros me acuerdo de la pícara teoria de Curt, es decir, 
de José Curt, nuestro querido Josele: Todo agujero tiende a ser rellenado. 

Vimos muy bien a la subespecie cantábrica del rebeco, sarrio (Aragón) o isard (Cataluña).
Se trata del Rupicapra pyrenaica parva. Las otras dos subespecies son la de los Pirineos 
(Rupicapra pyrenaica pyrenaica) y la de los Apeninos centrales 
(Rupicapra pyrenaica ornata), no existiendo en los Alpes, 
ocupados por otra especie (Rupicapra rupicapra). 

Una hembra con su cría. Tuve que subir un poco para pillarlas. 

Volviendo al redil. 

Mirando hacia el valle de Fuente Dé. 

Debajo teníamos un nutrido rebaño de rebecos. Foto cortesía de Rafa. 

El grupo intentando localizar al esquivo treparriscos. 

Mirando atrás el camino y el valle que bajan hacia Sotres. 

Fantásticas agujas calcáreas iluminadas por el sol matutino. 

Se entiende bien el nombre de Horcados Rojos. 

El ave que vimos con más frecuencia, además de las chovas, 
fué el colirrojo tizón (Phoenicurus ochrurus). 

Nos apostamos en el cruce del camino que va hacia la Cabaña Verónica, ya que es un buen lugar para ver el treparriscos (Tichodroma muraria). Casi estábamos a punto de desistir cuando uno de los componentes de la eskoria fotográfica, Rafa, lo vio moverse por debajo nuestro. Jugándose el tipo bajó al roquedo para levantarlo para el resto del grupo. Lo tuvo a su lado un buen rato, de manera que otros miembros de la eskoria también bajaron a solidarizarse con tan bravo compañero. Y de paso fotografiarlo de cerca claro....

Rafa en el infernal roquedo. 

Póker de eskorias

Lo cierto es que valió la pena aventurarse en aquel caos de bloques persiguiendo a nuestro simpático ratoncito, que se colaba por las hendiduras y salía por lugares inverosímiles. No es de extrañar que el nombre de la especie sea muraria. Empezamos con las mejores imágenes que pude hacer en esos momentos. Son las mejores que tengo de treparriscos. 





Vamos ahora con las imágenes del resto de componentes de la eskoria fotográfica. Son todas magníficas y si me enviaís más las colgaré en el blog gustosamente. 






Justo aquí debajo lo vimos, bajo los Horcados Rojos. Inolvidable. 

Volviendo al collado los Pozos de Lloroza.

Mientras que el resto del grupo bajaba hacia el hotel de Áliva, 
bajé hacia el teleférico de Fuente Dé para asomarme al abismo. 

Mirando hacia abajo el valle que lleva a Fuente Dé. 

Debajo se ven las vueltas del camino por el que se sube desde Fuente Dé. 

Me fijé en esta cara de simio, coincidiendo con John. 

Está clarísimo que es un babuino. 

Debajo nuestro el Pueto de Áliva. 

Los Cuetos de Juan Toribio y detrás entre las nubes el macizo de Andara. 

Unas texturitas, por el amor de Dios...

Chalet Real. Supongo que sería un pabellón de caza...aunque no de elefantes jajaja...

Vista de nuestro hotel/refugio, bajo el macizo de Andara. 

 Bonito sombrero de nubes en las cimas del macizo de Andara. 

 Las estribaciones de Peña Vieja desde el hotel. 

 El paisaje es de una belleza abrumadora. 

Tras comer en el refugio nos trasladamos hasta Gijón, ya que al día siguiente teníamos la salida en catamarán del primer grupo para ver aves marinas. El otro grupo fué a Somiedo con John. La tarde se fué estropeando y llegamos con mal tiempo y lluvia al hotel. Para el día siguiente los pronósticos eran similares, aunque llovió más en el interior que en el mar. El catamarán es muy agradable y está muy bien preparado para las salidas ornitológicas. Eso sí, el Cantábrico no es el Mare Nostrum y algunos lo pasaron bastante mal. 

Santi en el puesto que no abandonó en toda la travesía. 

Empezamos con las imágenes de las especies que vimos. Fué todo un festival de págalos. Empezamos con el que es menos bonito, pero es el más grande y feroz. Se trata del págalo grande (Catharacta skua). Vimos unos cuantos de ellos y los fotografiamos a placer. Ahí van mis imágenes. 







Esta es de Santi, apreciándose muy bien la diferencia de tamaño con el págalo parásito.  

Vamos ahora con la más elegante de nuestras aves marinas, desde mi punto de vista. Se trata del alcatraz atlántico (Morus bassanus). La elegancia de su vuelo y sobre todo de sus picados, plegando las alas en delta en las últimas décimas de segundo son un espectáculo inolvidable.  Ahí van algunas imágenes. 




Joven de 1º invierno y detrás un adulto, desenfocado. 

Este joven de 3º invierno tenía unas redes rojas enganchadas. 

Vamos ahora con unas cuantas imágenes en clave alta. En aves de plumaje muy claro difuminar el contorno con el cielo y resaltar la cabeza produce un efecto interesante como mínimo.  Espero que os gusten. Lo cierto es que me quedaron un pelo sobreexpuestas y decidí cambiar el procesado. 






Seguimos con el págalo parásito (Stercorarius parasiticus). Ya habeís visto que es bastante más pequeño que el skua o págalo grande. A su favor que es mucho más bonito, aunque no tanto como el pomarino o el rabero, que son ambos espectaculares.  

Pareja de págalos parásitos. 

Detalle ventral del págalo pomarino (Stercorarius pomarinus). 

Págalo pomarino de frente (Stercorarius pomarinus)

Acabamos con las aves marinas con una miscelánea de especies. Casi todas las fotos son de Santi, auténtico maestro de las aves al vuelo. No me extraña si, como relata el mismo, aprendió esta técnica en las bravas aguas atlánticas. Yo fuí incapaz de pillar a las pardelas como él. 

Gaviota sombría (Larus fuscus). 

Pardela sombría (Ardenna grisea). 

Pardela pichoneta (Puffinus puffinus). 

Charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis). 

Por la tarde, tras un reparador café con leche bien calentito, aprovechamos las últimas luces del día para pajarear en la ría de Zeluan, en Avilés. La verdad es que a pesar de la poca luz salieron algunas fotos interesantes, eso sí apalancándose bien y aprovechando el estabilizador, que desde luego en las Sony y Olympus es más eficaz en el cuerpo que en el objetivo. 

Barca de pesca en la ría. 

Jugando con las formas. 

Y ahora con los reflejos del agua.

Ritmo: es lo que transmite esta repetición de elementos. 

Y como no una texturas. 

Chorlito gris (Pluvialis squatarola)

Aguja colipinta (Limosa lapponica). 

Ahora con otros reflejos del agua.

Archibebe claro (Tringa nebularia). 

Acabo la entrada con algunas imágenes del otro grupo, que fueron a Somiedo con John. Vieron de lejos a algunas perdices pardillas y muy bien a un mirlo capiblanco. Aunque las imágenes más difundidas fueron las de la comilona que se pegaron, mucho más sabrosa que nuestro triste bocadillo en un balanceante catamarán. 












5 comentarios:

  1. Sensacional, Josemi 👏👏👏
    Un bon record 😘

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  2. Que recuerdos cuando he leido el comentario sobre Jose Curt. Que buenos momentos pasamos juntos y cuanto aprendi de el, tanto personalmente como leyendo sus libros. Gracias.
    Un saludo.

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  3. Gran personaje...todos lo echamos de menos, pero quedan esos buenos recuerdos.

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  4. Muy buenas, Josemi, gracias.
    Y recuerdos a todos!!

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  5. Las fotos sensacionales, sobre todo las de paisajes... un abrazo!

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