martes, 6 de septiembre de 2016

La Esfinge de la calavera

Una curiosa y enorme mariposa nocturna: la esfinge de la calavera (Acherontia atropos). 

Hace 3 veranos un vecino de Pardines, pueblo del Ripollés donde veraneo, me enseñó un a enorme oruga que había encontrado en su huerto, concretamente devorando las hojas de las matas de las patatas. Realmente el tamaño era colosal y despertó mi curiosidad. Al llegar al mundo de la información comprobé que se trataba ni mas ni menos que la oruga de la famosa esfinge de la calavera (Acherontia atropos), conocida por tener un dibujo en el dorso que remeda una calavera. 


Fijaros en lo grueso y enorme de la oruga. La mano es de Oriol, 
que no es un alfeñique, y posiblemente tenía que crecer aún más. 

Con un amenazante cabezón con falsos ojos. 

Tiene un dorso precioso y una curiosa "cola".

Se trata de una mariposa nocturna de gran tamaño, originaria de Africa tropical, pero que realiza migraciones periódicas a la vieja Europa. Su oruga tiene predilección por las solanáceas como las patatas. Llega a medir hasta 12 cm (el cuerpo) y emite un característico y horroroso chirrido al sentirse amenazada (doy fe de ello). Su nombre científico alude a una de las Parcas encargadas de cortar el hilo de la vida y a la laguna Estigia. Saltó a la fama con la película El Silencio de los Corderos, pero mucho antes Edgar Allan Poe la inmortalizó en un cuento de igual nombre que la mariposa en sus Narraciones Extraordinarias. Es algo curioso porque esta mariposa nocturna no existe en Estados Unidos, pero bueno, el cuento es muy bonito y curioso, haciendo alusión a lo relativo de las distancias. Al parecer tomó la referencia de un naturalista inglés que la había descrito.


Cartel de la película.


Y este verano me sorprendió algo que entró en casa por la noche y que tomé por el tamaño por un murciélago o un pájaro despistado. Cúal fué mi sorpresa al ver que era esta enorme mariposa nocturna. La pude capturar con un colador y al día siguiente a primera hora la pude fotografiar a placer. Realmente el chirrido que emite al ser molestada es muy desagradable...y efectivo. La dejé ir y se fué a un arbol de los vecinos. Al dia siguiente la volví a ver en una pared, en la misma calle en que Oriol vio el año pasado posada una isabelina. Un calle extraordinariamente productiva. 


Detalle del dorso. 

Al día siguiente en el "callejón de las mariposas raras". 

Detalle del "escamaje". Tiene unos colores preciosos. 

 Aspecto de la parte ventral que es intensamente amarilla-rojiza.

Aspecto casi extraterrestre. 

Y, por último, la única foto con las alas abiertas. 



3 comentarios: