miércoles, 23 de octubre de 2024

Anillo de Picos de Europa. Segunda etapa: De Collado Jermoso a La Tenerosa (II)

2º Etapa: de Collado Jermoso a La Tenerosa (10 Septiembre de 2024)


Refugio Collado Jermoso-Las Colladinas-Collada Ancha-Tiros de Casares-Cabaña Verónica-La Vueltona-Horcadina de Covarrobres-Collado de Juan Toribio-Refugio de Áliva-Llomba del Toro-Las Vegas del Toro o de Sotres-Invernales del Texu o de Cabao-Collado Cuaceya- Collado de Pandébano-Refugio La Tenerosa.

Desnivel positivo: 1054 m 
Desnivel negativo: 1813 m
Distancia: 25,13 Km
Dificultad: Alta
Tiempo: 10-11 h. 
Agua: En el refugio de Aliva y en las Vegas del Toro de Sotres

La renuncia a bajar por los Horcados Rojos hacia Urriellu y creer que el refugio de Aliva estaba cerrado por obras nos obligó a esta maratoniana etapa. La compensación fué adentrarse, aunque fuera por sus límites, en el menos conocido macizo Oriental y recorrer el maravilloso valle del rio Duje, un oasis de verdor después de tanta piedra, que agradecieron nuestros pies y nuestros sentidos.  Me trajo además gratos recuerdos de una salida con Spainbirds. Luego lo comentaré. 

Amanece sobre la Peña Santa de Castilla (2596 m). El Cares oculto en un mar de mubes. 

Como la etapa fué tan larga, para mantener una escala con detalle de los mapas de Iberpix me he visto obligado a detallar la ruta en 3 mapas. No es de extrañar, al cruzar el macizo Central de Oeste a Este, luego de Sur a Norte y luego de Este a Oeste. A pesar de todo, llegamos con tiempo a La Tenerosa para podernos duchar, eso sí, con agua fría, y cenar sin prisas en este refugio. Pensad que a partir de Cabaña Verónica el terrero es más amigable, por pista casi todo, lo que permite avanzar  a unos 5 Km por hora, mucho más rápido que en la primera parte de la jornada.



Mapas de la maratoniana etapa. 

Salimos prácticamente de noche, con las primeras luces del alba, sabedores de lo que nos esperaba, con los dos madrileños que conocimos la noche anterior. Coincidimos en nuestro camino hasta la Cabaña Verónica. La primera parte del camino transcurre al pie de la Torre de Llambrión y la de Casiano del Prado hasta llegar a Las Colladinas, hermoso collado herboso. He estado a punto de escribir "jermoso collado herboso".  

Amanece en Collado Jermoso, con la Torre del Fierro (2443 m) acariciada por el sol naciente. 

En el centro de la imagen vemos la canal por la que subimos la primera jornada. Foto de Manel. 

 Torre del Fierro camino de las Colladinas. También cortesía de Manel. 

 Vista hacia el Oeste. Al fondo podría ser la Sierra de Carcedo, pero no estoy seguro. 

 El mar de nubes es de una belleza deslumbrante. 

 ¡Cuanto me gustaría saber identificar esta montañas!

 Aunque ésta si que no tengo dudas, al ser inconfundible: Peña Santa de Castilla. 

 Al fondo Las Colladinas (2186 m), bajo los muros de la Torre de Casiano del Prado. 

 Paro unos momentos, atraído irresistiblemente por la 
piramidal sombra de una de las torres sobre el mar de nubes. 

 Es difícil no maravillarse ante estos paisajes. 

 Detalle de la sombra de esta torre. Posiblemente sea el Tiro Llargo (2561 m). 

 Manel, caminando con rebecos, en Las Colladinas. 

Desde Las Colladinas seguimos hacia la Collada Ancha. Es importante seguir recto y no bajar por la derecha, ya que este camino lleva hacia la Vega de Liordes y Fuente Dé, hacia el valle por el que continúa la Vega de Asotín.  Afortunadamente, los compañeros madrileños, que iban por delante nuestro, nos avisaron de la ruta correcta. Este tramo del camino ya es Made in Picos, áspero, pedregoso y menos marcado. 

Manel iniciando el ascenso, relativamente cómodo,  hacia la Collada Ancha (2288 m). 

Los dos compañeros madrileños en el collado. Buenos tipos. 

Mirando atrás desde la Collada Ancha, la sombra de la Torre de la 
Collada Ancha nos señala de donde venimos, de Las Colladinas. 
A la izquierda la Torre de Fierro. 

Las Colladinas. Se ve el camino que baja hacia la Vega de Liordes, que no hay que tomar. 

Nos queda un corto tramo, de ascenso más pronunciado, que sube hasta un collado, los Tiros de Casares, entre el Madejuno y la Torre del Hoyo Oscuro, desde el que ya veremos la ansiada Cabaña Verónica y los Horcados Rojos. El tramo final parece muy derecho pero es un efecto optico, ya que en realidad es una tartera con una inclinación de unos 45 grados. Nuestros anónimos madrileños (perdonadme por no memorizar vuestros nombres) nos esperaban en el collado. 

Manel afrontando la subida a los Tiros de Casares, a 2353 m de altura. 

Mirando atrás la Collada Ancha, de donde venimos. 

De izquierda a derecha Torre de Salinas (2447 m), Torre de Liordes (2477 m), 
Torre del Frierro (2443 m) y Collada Ancha (2288 m), de donde venimos. 


Llegando al collado. Gracias Manel. Así salgo en alguna foto. 

Bajo el Madejuno (2509 m), con los montañeros madrileños. 

Desde el collado, de izquierda a derecha, Horcados Rojos (2503 m), 
Pico de Santa Ana (2599 m) y Peña Vieja (2614 m). 

Ese punto blanco, a la izquierda de los Horcados Rojos, es la Cabaña Verónica. 

Otro selfie importante, a la vista de Cabaña Verónica. 

Manel con ganas de llegar a tan mítico refugio. 

El trayecto desde los Tiros de Casares hasta la Cabaña Verónica es corto en distancia, pero largo en tiempo (alrededor de una hora) y muy entretenido por lo dificultoso del camino. Se nos hizo muy largo , a pesar de ver el refugio tan cerca. Es un caos de jous y roquedo calizo, sin camino, en el que cuesta orientarse a pesar de las fitas.  No obstante, compensa llegar a tan mítico refugio, tomarte una cerveza y charlar un ratito con el guarda. Otro pequeño sueño hecho realidad. 

Bajando entre el caos del karst. 

Si no me equivoco, son el Madejuno (2509 m) y el Tiro Llargo (2561 m). 

Manel buscando la luz en medio del caos karstico. 

La Cabaña Verónica tan cerca pero aún lejos. 

Antes de llegar hay que bajar este tobogán de roca.

Visto ahora desde abajo. Da un poco de respeto. 

Debajo el Jou Sin Tierra y detras el Jou de Lloroza. 
adonde llega El Cable. Fuente Dé entre la niebla. 

Cabaña Verónica. Realmente parece un observatorio astronómico. 

Otro objetivo cumplido. 

Estuvimos un ratito, charlando con los madrileños y el guarda. 

Realmente se estaba de fábula, antes de que llegara la marabunta desde El Cable. 

Detalle de la puerta. Parece la original del portaaviones. 

De izquierda a derecha Torre de Altaiz (2282 m), en la misma cresta el Pico de San Carlos 
(2392 m), Horcada Verde (2291 m), Torre del Hoyo Oscuro (2431 m), Tiros de 
Casares (2353 m), de donde venimos, y el Madejuno (2509 m). 

Collado de los Horcados Rojos (2344 m), por el que se baja a Uriellu. 

A su izquierda el Pico Tesorero (2564 m). Aquí se esparcieron las cenizas del primer guarda. 

Nos despedimos del refugio. Parece mentira que tenga 6 plazas. 

Divertida placa, en castellano e inglés. 

La Cabaña Verónica merece tanto ser visitada como explicar un poco su historia. Es importante puntualizar que casi todas las visitas son desde el teleférico de Fuente Dé, por pista y luego un buen camino, por lo que suele estar bastante transitada a partir de media mañana. Desde Collado Jermoso recibe muchas menos visitas, por lo aislado del refugio y la mayor dificultad del camino. 

Es el refugio guardado de montaña más pequeño de la Península, ya que sólo tiene 6 plazas y 9 metros cuadrados.  Esta situado a 2325 m de altura y lo que más llama la atención es su aspecto, que parece la cúpula de un observatorio astronómico. En realidad se trata de la torreta antiaérea de un portaviones americano, que fué desguazado. Todo un ejemplo de reciclaje. Su nombre se debe a una de las hijas de su artífice y promotor, Conrado Sentíes. 

Pertenece a la Federación Cántabra y esta abierto de Semana Santa a Octubre. Ofrece pernocta, desayuno, cena, bebidas frías y calientes. Su promotor fué el ingeniero bilbaíno Conrado Sentíes y su amigo arquitecto Luis Pueyo.  Aprovecharon el desguaze en Sestao del portaaviones USS Palau. Se montó en ocho días, trasportándolo a lomos de caballerías, al ser muy caro el helicóptero, inagurándose el 13 de Agosto de 1961. En un principio era un refugio libre y se fué deteriorando tanto que estuvo a punto de desguazarse, perdon, demolerse, por su ruinoso estado, hasta que apareció la mítica figura de el guarda Mariano Sanchez. 

En 1983 Mariano Sanchez, un montañero que entonces tenía 34 años se instala en Cabaña Verónica, pasando a ser su guarda. Allí vivia todo el año, realizando en solitario y sin cobrar nada el mantenimiento y el porteo de alimentos, agua y combustible, hasta el verano de 2007, en que cae enfermo. Ingresa en el Hospital Marques de Valdecilla de Santander  por una enfermedad pulmonar, falleciendo el 27 de Junio de 2008 a los 57 años de edad.  Os dejo un artículo de homenaje de la revista Desnivel. 

Mariano Sanchez en su querida Cabaña Verónica. 

Sus cenizas fueron esparcidas en el Pico Tesorero por un centenar de montañeros. 

In memoriam Mariano Sanchez Medina. 

Esta placa en el refugio reproduce el mensaje que dejaba en el refugio cuando no estaba: "Estoy porteando. Voy con el talki a la escucha. El guarda CV Mariano". Con posterioridad fueron guardas del 2008 al 2013 Jose Ramon Pasalodos, Luego Carlos Leon  Revuelta y desde el 2018 Jorge David Dinis, que supongo que es el que nosotros hallamos en el refugio. Parecía un buen tipo. Hay que serlo para aguantar tantas horas, dias, semanas, meses y años en este lugar. 

Contentos y emocionados emprendemos la bajada hacia el refugio de Áliva. Primero por un transitado camino hasta La Vueltona, donde se inicia la pista que nos llevará hasta el refugio de Áliva, pasando por la Horcadina de Covarrobres y el Collado de Juan Toribio. Desde este último podemos atajar por un camino que lleva directo a Áliva, evitando un largo tramo de pista que pasa por el Chalet Real, para uso y disfrute exclusivo de la parásita monarquía...¡Viva la Republica! Vamos primero con la bajada hasta La Vueltona. 

Manel señalando el collado de los Horcados Rojos.  

El camino es una maravilla, después de hacer el tramo hasta la Cabaña Verónica. 

Del collado del centro de la imagen venimos. 

Un selfie más con la Cabaña Verónica al fondo. 

Al fondo vemos la Horcadina de Covarrobres, justo debajo de Peña Vieja. 

Un servidor llegando a La Vueltona. 

En la Vueltona. Al fondo los Horcados Rojos. 

Desde aquí sube una pista a las minas de Lloroza y el collado de la Fuente Escondida. 

Permitidme una breve licencia para recordar la última vez que estuve aquí. Fué en un viaje con los amigos de Spainbirds y subimos hasta aquí para ver al esquivo treparriscos (Trichodoma muraria). Se hacía rogar, pero Rafa Hermosilla, que desgraciadamente ya no está con nosotros, lo vió y bajamos a las rocas de la imagen de arriba, donde lo pudimos verlo y fotografiarlo a placer. El recuerdo fué instantáneo, inevitable, amargo, pero dulcificado por la alegría de Rafa y los demás al ver a tan raro y bonito pájaro. Os dejo algunas imágenes del momento. 



Rafa localizando al treparriscos. Se mueven muchísimo, de hecho su nombre
científico, muraria, hace referencia a que se mueve como un ratón, sin parar. 

Pero la vida, igual que el camino, sigue adelante. La pista llanea hasta la Horcadina de Covarrobres, donde se une a otra pista que viene desde el teleférico. Había bastante gente, entre ella un grupo numeroso de ornitólogos que iban hacia el mismo lugar donde unos años vimos al treparriscos.  Bastantes eran extranjeros y me pareció un grupo organizado.  La pista desciende hasta el Collado de Juan Toribio, nombre bien curioso. Para evitar la larga pista atajamos por un camino hasta el refugio de Áliva. 

Jou de Lloroza, con el único lago que conservaba un poco de agua. 

El camino hacia la Horcadina de Covarrobres es totalmente llano. 

La pista de la izquierda baja hasta El Cable y el Teleférico. Despejado la vista es impresionante. 

Desde la Horcadina de Covarrobres mirando hacia Áliva. Al fondo el macizo Oriental. 

Las agujas de Peña Olvidada, que nombre tan bonito. 

Desde la Horcadina de Covarrobres tenemos una vista magnífica del menos conocido
Macizo Oriental o de Andara, con  los Picos del Jierro en el centro. La cumbre
más alta es el Morro de Lechugales, con 2442 metros de altura. 

Delante una montaña de nombre bien llamativo: Los Cuetos de Juan Toribio. 

Detalle de tan bonito cresterío. 

Habían bastantes collalbas grises (Oenanthe oenanthe). 

Llegando al refugio de Áliva. Hay un magnífica fuente y en realidad sería más un hotel-refugio,
con restaurante y cómodo acceso por pista desde Espinama.  Suele estar bastante concurrido. 

Aunque ya eran más de las dos de la tarde, decidimos continuar por la Llomba del Toro para comer en el Castillo de la Llomba, curioso peñasco que destaca sobre la Llomba, que es una especie de loma, supongo que producto del modelado glaciar o fluvial, que divide en dos valles la cabecera del río Duje. Una larga pista, muy agradable por la belleza del paisaje nos llevó hasta las Vegas del Toro o de Sotres y los Invernales del Texu o de Cabao, donde giramos hacia la izquierda en dirección a La Tenerosa. 

Careneando por la Llomba del Toro por la cabecera del Duje, con el Macizo Oriental al fondo. 

Mirando atrás la mole de Peña Vieja. 

Con las minas de las Manforas a sus pies.  Aún quedan restos, que afean el paisaje. 

Manel en la Llomba del Toro, con Peña Vieja de testigo.  

Seguimos "llambeando" por esta curiosa y bonita loma que divide en dos el valle. 

Después de comer al solete, dejamos atrás el Castillo de la Llomba. 

Manel entre caballos. 

Cruzamos un rebaño de ovejas. Desconozco el nombre de la raza. 

Aquí se acaba la Llomba del Toro. Hasta el final del valle el camino va al lado
del río Duje, que aparece y desaparece por los fenómenos kársticos. 

Vuelven a aparecer algunas alfombras de azafranes de montaña. 

Las lomas hacia el Macizo Oriental aparecen cubiertas de brezos en flor. 
Esta parte del macizo parece menos agreste, más amigable. 

Hay un menor dominio de la verticalidad. 

Seguimos caminando por el lado dereho del valle, avanzando rápidamente. 

Cruzamos al otro lado por el Vao Jurniello,  y ya vemos las Vegas del Toro o de Sotres. 

Están en un lugar idílico. Supongo que los ganaderos pasarían aquí los meses de verano. 

Manel contemplando este idílico rincón. 

Esta casa estaba custodiada por un gran mastín. 

Hay una magnífica fuente al salir. Al fondo el Pico Cortés 
(2371 m) y a su izquierda el Canalón del Jierro. 

Pasamos ahora por la Vega Fernandiellu, bien vallada por muros de piedra seca. 

Al fondo se insinua Sotres. Manel pernoctó en su juventud. 

Parece un pueblo de lo más bonito. 

Esta afilada aguja se llama Cuchella de Fresniadello. 

Empezamos a cruzarnos con gente que viene caminando desde Sotres. 

Final de la pista, en los Invernales del Texu (mapa Iberpix) o de Cabao (mapa Alpina). 

Sólo nos queda afrontar el tramo de subida hasta el refugio de la Tenerosa, casi todo por pista. Cruzamos por encima del Puente de Moyeyeres sobre el Duje, para ascender hasta el collado de Cuaceya, seguir hasta el collado de Pandébano y, ya por camino, alcanzar el Refugio de La Tenerosa. Estábamos bastante cansados por la longitud de la etapa, pero aceleramos el paso para podernos duchar y cenar frescos y aseados. 

Invernales del Texu o de Cabao. La pista va hacia la 
izquierda, donde se insinúa el collado de Cuaceya. 

El viejo Puente de Moyeyeres. 

Ya subiendo vemos enfrente el Canalón de la Brañiella. 

La hiedra adueñándose de las casas abandonadas. 

A nuestros pies los Invernales del Texu o de Cabao. 

Majada y Cabañas de Canero.  A partir de aquí nos invadió la niebla. 

Nos costó encontrar la collada de Pandébano y el refugio de La Tenerosa. 

El refugio estaba guardado por un vasco afincado en la zona. Muy simpático y amable. Coincidimos con un guía con dos clientes. Nos duchamos con agua fría, tampoco pasa nada, aunque al no hacer sol eran menos placentero. Cenamos muy bien y dormimos estupendamente. En la jornada siguiente nos esperaba otro de nuestros sueños: El pico Urriello, más conocido como el Naranjo de Bulnes, lugar de hazañas y dramas montañeros. 



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Primera Etapa. De Cordiñanes a Collado Jermoso (9 Septiembre de 2024)